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Historia de Portada:

PROTOMARTYR: NI LO INTENTES

El TryHard sólo arruina la diversión: cuando la palabra ‘Protomartyr’ empezaba a significar algo para tí, a ellos sólo les preocupaba poder vomitar en Blockbuster y no manchar sus uniformes de velador.

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Abril 1, 2024

 

El diccionario define la palabra ‘nostalgia’ como aquella “tristeza melancólica por el recuerdo de una dicha perdida”. Si tienes 20 años o menos la palabra ‘Blockbuster’ tal vez no exista en tu vocabulario pero para la chavorruquiza evoca una de las mayores fuentes de felicidad de la niñez y adolescencia. Imagínate que, a finales de los noventa, Netflix, Prime o HBO Max existían sólo en el mundo físico. Eran como un OXXO de películas, vaya. El día perfecto de un adolescente entre 1995 y 2005 (aprox) era pedirle 100 pesos a mamá e ir a perderse en un Blockbuster por horas. 

 

¿Cuánto tiempo le dedicas hoy en día a scrollear en tu plataforma de video favorita hasta que eliges qué serie o película ver? Una encuesta realizada a 2.000 personas en el gabacho (googlealo) mostró que en una semana promedio se dedican 24 minutos y 24 segundos a elegir una serie y otros 25 minutos a seleccionar una película. Eso significa que, en toda tu vida, pasarás 100 días pensando si ver la nueva peli nominada a los oscars cuyo título te da un poco de hueva para acabar poniendo el capítulo de Malcolm en el que se quedan atorados en el tráfico. Cine de arte, por cierto. Mucha gente se debe quedar dormida incluso antes de ponerle play. Pero hace un par de décadas, estos tensos y tediosos momentos en los que sientes toda la presión de decidir sabiamente en qué poner las próximas dos horas y media de tu existencia, no se vivían echado en la cama sino dando vueltas por las decenas de pasillos de este maravilloso lugar. 

 

Greg Ahee, miembro fundador y guitarrista de Protomartyr, vivió parte de su juventud trabajando en uno de estos santuarios del entretenimiento en la ciudad de Detroit. Sus uniformes eran una versión vintage de lo que es hoy en día el uniforme de Cinépolis: pantalones caqui, polo azul marino con el cuello amarillo pollo, logo bordado y una insignia cuadrada con el nombre del empleado en turno. Greg debe andar hoy en día cerca de los cuarenta, por lo que asumimos que trabajó ahí cuando tenía unos veinte añitos. Cuando le preguntamos a él y a Joe Casey si se consideran a sí mismos personas ‘cool’ su respuesta fue tajante: ‘ni de pedo’. Kim Gordon dijo este mismo año en una entrevista para The Times ‘no me siento cool’. No pude alcanzar a ver el contexto de esta última afirmación porque me querían cobrar una libra esterlina para leerlo así que asumamos que se refiere a lo mismo.

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“No tengo dinero” dijo Joe, “pero si lo tuviera, no lo metería en Bitcoin”. Chicos americanos de clase media, Joe y Greg pasaron su juventud chambeando para conseguir unos dólares e incluso hasta robando. “En Blockbuster había una promoción en la que te llevabas un Boxset de 3 pelis por 20 dólares cada una, pero las podías devolver individualmente por 25 cada una, entonces cuando necesitaba varo hacía eso”. Bueno, realmente eso no es robar pero siempre quise escribir algo amarillista. “En esos tiempos empecé a beber y  era horrible llegar crudo a la chamba, tenía que salir a las jardineras a vomitar y fumarme un cigarro” recuerda Greg. Una chamba en la que coincidieron ambos fue siendo veladores de un teatro en Detroit en el que tenían un uniforme que consistía en simplemente ponerse traje.

“Nunca le dije a estos weyes cómo vestirse. Sólo me preocupaba que intentaran ser ‘cool’ porque eso envejece bien culero.”

-  Joe Casey

“Nos vestíamos como perdedores o con el uniforme de la chamba porque nos daba hueva y era lo que estaba limpio”, cuenta Greg. Si hoy en día me encontrara una polo vintage de Blockbuster en la paca, definitivamente la compraría y la usaría con orgullo. Eso sí que sería cool y no mamadas. Pero aquí entra la disyuntiva: ¿Lo estoy intentando demasiado? ¿Estoy tratando de proyectar, sin éxito, alguna imagen de mí mismo? ¿Quiero pertenecer al club de lxs chavxs admirados? Todos pasamos por estos momentos de auto-duda a medida que nuestra personalidad se define y tal vez cometemos el error de pensar que ese proceso termina con la juventud. Pero es mentira. Nuestra personalidad nunca deja de desarrollarse siempre que uno quiera. Lo cual me lleva a recordar una de las frases más icónicas acuñadas por Nardwuar, la servilleta humana: “The minute you think you know something is the minute you should quit”. Una frase gramaticalmente difícil de traducir pero que en español quiere decir algo como: no pierde el que no sabe nada, pierde el que cree que lo sabe todo y, por lo tanto, ya no necesita aprender.


“Nunca les dije a estos weyes cómo vestirse. Sólo me preocupaba que intentaran ser ‘cool’ porque eso envejece bien culero” cuenta Joe. Es muy cierto. Intentar ser cool envejece mal. Sobrepensar. Ese proceso mental moderno que nos recontra-mama. Pues el Tryhard podría ser un sobrepensamiento de la propia personalidad que aniquila la diversión y la espontaneidad, convirtiéndonos en una versión pedorra de quienes realmente somos. Tal vez por eso envejece mal. Por lo tanto, decir que alguien es ‘cool’ es un poco vacío en el fondo. La gente realmente ‘cool’ no se considera a sí misma ‘cool’ y, ultimadamente, la expresión ‘cool’ pareciera sólo ser una invención social para que los sobrepensadores tengan algo que sobrepensar sobre sí mismos o un adjetivo con el cual describir eso que añoran. “Yo quiero ser cool”, te habrás dicho a ti misme alguna vez en tu vida. ¿Será entonces que el concepto de ‘cool’ no tiene ningún significado preciso? ¿Lo verdaderamente ‘cool’ es tan ‘no-cool’ que no existe? Carajo, tendré que pagar esa libra esterlina.

“En un tour viajábamos en avión casi a diario y era una hueva tener que tirar todas drogas al retrete”.
-Alex Ahee

Protomartyr nunca ha sido gente que se preocupe por el juicio externo. Que si son punk, post punk o si se parecen a esta o a la otra banda. La crítica siempre trata de etiquetar todo para creer que así lo comprende y lo domina. Sobre todo entre la “gente del medio”: no se trata de generar un diálogo sino de hacerle ver al otro que tú sabes más. Pero cualquier persona que hace una labor creativa de cualquier índole sabe que su mejor trabajo brota cuando se despreocupa del juicio externo. “La audiencia va al final”, dice Rick Rubin. Cuando escuchas música a veces alcanzas a notar cuando una banda compone primero con el fin de agradarle a X grupo de personas y luego para decir algo. En ese orden. A todos los creativos les importa que sus creaciones sean bien recibidas, obvio, pero eso no debería sesgar el motivo por el cual crean lo que crean. Las bandas más interesantes resultan ser, curiosamente, las que ponen a la audiencia al final. Y si lo piensas, poner a la audiencia al final realmente es ponerla primero. Otro sabio de la creatividad es David Lynch, quien dijo: “Lo malo es cuando empiezas a preocuparte de lo que algunas personas podrían decir respecto a tu trabajo más adelante. No estás realmente seguro de lo que van a pensar. Y si te preocupa, tomarás decisiones realmente extrañas basado en esa preocupación. El trabajo ya no te mueve: lo que te mueve es la preocupación. Y te quedas paralizado”. Que el juicio genere un sesgo en tus decisiones creativas es una maldición de la que todo el que aspire a ser artista debe huir. 

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La sencillez y despreocupación de Joe y Greg se nota desde cómo llegan a La Bestia. Tocaron el timbre y se venían bajando de un Uber. Nada de camionetas, guías y esas cosas que son muy comunes de ver. Lo que pocos saben es que, desde 2021, Kelley Deal de The Breeders es miembro de la banda en vivo. Cuando no está girando con The Breeders, Kelley toca en Protomartyr. Hace algunos meses conocimos a Kim, su hermana, y te proyecta exactamente lo mismo: les vale pito. El que les valga pito no quiere decir que son irrespetuosos, simplemente son despreocupados y lo emanan. Y eso queda impregnado en su trabajo. Lo bonito de conocer bandas y estar en contacto con ellos es que puedes sentir esas cosas de primera mano y te ayuda a humanizarlas, porque la maquinaria de la industria se ha encargado de sembrarnos el concepto de ‘idolatría’ desde muy chiquitos. Y claro, como todo el mundo está dispuesto a pagar por un pedazo de sus ídolos, la caja registradora nunca deja de sonar. La idolatría vende. Y sin embargo, son personas como tú que estás leyendo y como yo que estoy escribiendo. Son gente que se atrevió a expresarse y platicar con ellos te hace caer en cuenta de que su intención nunca fue otra que esa. Es bonito porque te inspira a hacer lo mismo. Te hace darte cuenta de que ser tú mismo y decir lo que sientes no está mal. ¿Por qué estaría mal? Es como si estuviera mal que existieras. 

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“Rescaté a Kelley Deal de un baño en el SXSW y nos hicimos amigos.
Ahora tourea con Protomartyr.”

- Alex Ahee

Mario: ¿Prefieren volar o manejar?

Joe: Preferimos manejar pero una vez hicimos un tour en el que volábamos casi a diario y fue un dolor después de un rato. 

Greg: Pasar seguridad todos los días es una hueva, tirar todas las drogas y así. 

Joe: tirarlas al retrete y luego comprar nuevas

Mario: Encontrar otro dealer

Fran: claro, es un pedo porque si te sobran muchas drogas pues te las tienes que meter para no perderlas y no perder el varo. 

Alex: una vez nos dieron drogas en California y en el checkpoint de drogas cerca de la frontera tuvimos que deshacernos de todo así que tuvimos que manejar a un WalMart ahí cerca y se las dimos a un valedor que andaba por ahí. 

Mario: Fue mejor que darle una hamburguesa.

Fran: ¿Migración en México estuvo leve?

Alex: Estuvo leve, se supone que siempre es leve. Pero la primera vez que vine a CDMX nos dieron una hojita de migración y la perdí y cuando volé de vuelta me la súper armaron de pedo. Me dijeron que iba a tardar días, y el agente me dijo que le metiera 20 dólares abajo del pasaporte y así fue como salí del país.

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Y a todo esto, ¿cómo llegó Kelley a Protomartyr?. Greg echó el cuento: “La conocimos hace 10 años en el SXSW. Ella toca en otra banda que se llama “R. Ring” y nosotros tocamos un showcase con ellos. Después del show, Kelley se quedó atorada en un baño y yo casualmente pasé por ese pasillo y escuché los golpes en la puerta. Le ayudé a salir y me dijo ‘gracias me salvaste, eres mi héroe’. Ese día nos quedamos hangeando un rato con ella y fue super buen pedo. Mike, su bandmate en R. Ring también se volvió súper compa y tocamos ‘Wait’ en su estudio, Kelley estaba ahí también. En algún punto del 2020 ella estaba aburrida porque The Breeders no estaba toureando y me dijo que si nos latería que hiciera unos teclados raros y voces hermosas en nuestras rolas. Hacer que nuestras estúpidas rolas sonaran mejor, realmente. Ni siquiera le pregunté al resto de la banda y le dije que sí, pero no creía que lo dijera en serio. Y sí, lo decía en serio. Después vino el Covid y todo se fue a la verga, pero desde entonces ella, cada vez que está disponible, toca con nosotros y es increíble. Ella nunca había toureado con puro vato y pensó que iban a ser puras bromas pendejas de vatos pero se dio cuenta que no, y sabe que siempre nos la pasamos cabrón. El primer tour que hicimos fue en noviembre de 2021 e inmediatamente conectamos. Lo más importante, además de lo musical, es que nos mama hangear con ella. Es tan importante el hecho de que la pases bien. Pasas solo un par de horas tocando pero el resto del día es solo pasar el rato y eso es lo más importante. La pasamos cabrón juntos”.

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En la vida es común que queramos ser aceptados. Es común que busquemos la aprobación de los demás. Especialmente en la música y el arte. Un amigo me dijo hace tiempo que ‘buscaba la grandeza’ y eventualmente se dio cuenta de que ese precisamente era el camino por el que nunca la conseguiría. Lo que sea que eso signifique, frecuentemente cometemos el error de hacer las cosas para ser aprobados, para ser percibidos de cierta manera a pesar de que, las pocas veces que obtienes la recompensa, no sabe tan bien como pensabas. Así que ya lo sabes: ni lo intentes.

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Texto por Fran Carrera

Entrevista por Mario Rincón y Fran Carrera

Fotos por Andrea Gonar

Ruido De Otros Días

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