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“Irte con la finta” por prejuicioso es una cosa bien pendeja. Se te pueden escapar cosas increíbles por no querer ver un poquito más allá.

 

En 1996, cuando se estrenó el álbum debut de Cibo Matto, Viva! La Woman, algunos críticos rancios y con clara miopía auditiva clasificaron no solo al disco, sino a todo el proyecto musical, como un “gimmick”; un “actito de novedad”. ¿Su argumento? Eran dos mujeres japonesas que sólo hablaban de comida sobre un batidillo de sonidos sampleados. Para ellos no había nada digno ahí.

 

Cibo Matto (“comida loca” en italiano) es un proyecto musical formado en Nueva York en 1994 por las japonesas Miho Hatori (voz) y Yuka Honda (todo lo demás). Musicalmente es una mezcla fina, pero variada, de los beats de Yuka, quien echa mano de samples de todos sabores y colores (lo mismo utilizó Pictures Of You de The Cure en Sugar Water que de Vivre pour vivre de Francis Lai en Beef Jerky) con la voz ligera pero “punchy” de Miho, quien canta-rapea-grita en inglés-japonés-francés aleatoriamente, dando como resultado un trip-hop dinámico y experimental, pero digerible, con atmósferas donde la música de elevador se derrite sobre bases de hiphop.

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En Viva! La Woman puedes encontrar canciones como “Artichoke”, “Apple” o “Birthday Cake”, que lejísimos de ser el soundtrack de un capítulo de Plaza Sésamo sobre nutrición (como probablemente esos críticos con cerebros de paella pensaban), utilizan a los alimentos de forma metafórica para narrar historias -a veces complejas, a veces no; a veces surrealistas, a veces no- sobre nuestra existencia.

 

Se ve que Miho y Yuka, la pasaron cabrón haciendo este disco. Revolviendo saxofones, teclados, máquinas de ritmos y el sonido de sus muslos, crearon un lugar donde podían hablar de temas complicados como las relaciones parentales, el sexo con extraños y el vacio emocional, sin darse golpes de pecho.

 

Quedarse con los títulos de las canciones, la nacionalidad de las intérpretes o la naturaleza sampleada de su música, sin dejar que el trabajo musical hable en conjunto y por sí mismo, sólo para sentir que hablas como Lester Bangs, es el verdadero “gimmick”. 

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Escrito por: Jennifer García
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Hoy, 28 años después y con dos rayitas de ganas, nos sentimos con todo el derecho de pelusear a esa gente que, basada en estereotipos y sin comprensión lectora, ninguneó al Viva! La Woman. Cibo Matto sabía que, tanto en la música, como en la cocina, el truco para hacer algo cabrón es mezclarle. 

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Ruido De Otros Días

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